lunes, 27 de febrero de 2012


Cuando era chica y las personas me preguntaban, qué 
quería ser cuando sea grande, yo siempre respondía 
diferente. 
Algunas veces queria ser bailarina, me ponia mis 
zapatillas de baile y empezaba a dar vueltas y 
vueltas. No importaba nada y todo estaba bien para 
mi, porque mi mundo se basaba en eso, en girar y 
girar, dar vueltas y olvidar, olvidar todos los 
problemas y todas las cosas malas. Nadie podia hacerme daño. 
Cuando fui un poco mas grande y me volvieron a 
hacer esa pregunta, ya no quería ser bailarina, quería 
cantar. Agarraba mi cepillo y le cantaba, a un publico 
hecho de peluches y muñecas, canciones que 
inventaba sobre cosas que me pasaban. Solo era eso, 
cantar. Así nadie me podía callar. 
Paso el tiempo y me volvieron a preguntar, pero esta vez quise actuar, quería ver que se sentía ser alguien mas. Agarraba ropa y la convertía en mi disfraz, me encerraba en mi cuarto y me ponia a imaginar otros mundos y otras cosas para poder interpretar. Pensaba en que se sentiría ser una sirena, en como seria vivir en el mar y poder nadar todo el dia sin preocuparse en nada mas, sin tener que mirar atras. O en como viviría una princesa de un cuento de hadas, donde un príncipe azul la rescata y viven felices por siempre. Vivia en otros mundos sin tener que salir de mi casa. Sentía que nadie me podía parar, nadie me iba a alcanzar ni me iba a obligar a volver a mi realidad.
A medida que paso el tiempo y yo fui creciendo la gente me dejo de preguntar qué quería ser de grande. Aveces pienso y me doy cuenta de que si hoy, ahora, en este mismo momento, alguien me preguntara "qué queres ser" ya no respondería bailarina, cantante, actriz o cualquiera de esas cosas que quería cuando era mas chica, sino que simplemente diría "quiero ser feliz". Porque me di cuenta de que ni las princesas ni las sirenas existen y de que el "felices por siempre" nunca va a llegar si no nos lo ponemos a buscar.
A medida que vamos creciendo nos damos cuenta de que no hace falta ser bailarina para girar, porque la vida te hace dar vueltas y vueltas y no te permite parar, que hasta a los mejores cantantes los pueden callar y que en el mundo hay mucha gente que se dedica a actuar, haciendonos creer que son lo que no son y escondiendose tras un disfraz. 
Crecer no es algo fácil y no solo significa ser "grande", significa tropezar, caer y volverse a levantar, es cometer errores para aprender y volver a empezar, es un camino en el que perdemos muchas cosas pero que también obtenemos muchas otras. Pero al fin y al cabo es eso, un camino lleno de obstáculos, en el cual lo importante no es el destino, sino la trayectoria. Por eso es importante no olvidar quienes somos ni lo que queremos ser, porque ese será nuestro camino, el único que nos guiara hasta nuestro "felices por siempre". 

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